Son de esos días que a pesar de que uno esta presto a atender todo lo que diga el profesor francamente, esas ganas son utópicas porque preferimos estar afuera. Eso me pasó, quería escuchar una sola canción para estar bien conmigo y recordar el día más feliz de mi vida.
No me imagino un día de clases sin mi buen celular Motorola L7.
Desde mi fuerte en mi clase, todo se ve bien en paz y tranquilidad, pero cuando llegan mis compañero esa paz relativa se conierte en una guerra sin causas.
Seré sincero y diré que más de la mitad de mis compañeros no merecen sentarse en las sillas, pues no son tan brillantes que digamos y sus actitudes son de cómicos ambulantes.